Próxima estación, Cibeles. El Real Madrid selló en Granada una victoria primorosa en la primera mitad y sufridísima en la segunda que le deja la Liga a un triunfo más. Mendy y Benzema, con sendos golazos, encarrilaron la victoria blanca en 15 minutos pero los de Diego Martínez acortaron distancias con un gol de Machís al inicio de la segunda parte. Los blancos resistieron, no sin apuros, en los minutos finales del partido.
Con la Liga apalabrada se presentaba el Real Madrid en Granada. Perdón por la rima. Zidane, que siempre se guarda alguna sorpresilla, decidió blindar al equipo y apostar por la fórmula de cinco centrocampistas que tan buen resultado le dio en la Supercopa de Arabia. A los habituales Casemiro, Kroos y Modric se le sumaba el empuje de Fede Valverde y la imaginación de Isco. Atrás volvía Sergio Ramos, que es medio equipo, y delante se mantenía intocable, que no intacto, un Benzema que tiene el puesto más seguro en el Real Madrid que la mujer de Pablo Iglesias en el Gobierno.
Con esa alineación se jugaba el Real Madrid dejar la Liga a tiro de victoria ante un Granada que, por méritos propios, se ha convertido en la revelación de la Liga. Y que afrontaba el partido con ínfulas europeas. Pero los de Zidane no estaban dispuestos a dejar pasar una oportunidad pintiparada para dejarse la Liga a huevo. Un par de llegadas al área de Rui Silva dieron noticia de las intenciones, aviesas para el Granada, del Madrid.
A los diez minutos el Real Madrid encontró el camino del gol. Y no, no fue de penalti. Fue de Mendy, que tiene más mérito. El francés, que tiene la potencia de un pura sangre desbocado, se echó la pelota larga, sentó a su par y, cuando parecía que se le iba a ir por línea de fondo, se sacó un disparo violento (sin levantar la cabeza) que se coló por la escuadra sin que Rui Silva pudiera decir ni mu.
El Madrid sale desatado
El Granada acusó el gol de Mendy y el Madrid, con Modric desatado y Valverde ubicuo, no se conformó. Cinco minutos después precisamente Modric, habilitado por un genial taconazo de Isco, encontró a Benzema, que se fue emboscando en el área, escorado hacia la izquierda. Reculó su defensor y Karim (que sí levantó la cabeza), miró la portería y la puso donde ni Rui Silva ni Superman hubieran llegado.
El Real Madrid estaba suelto. Sueltísimo. Completó 20 minutos primorosos de ritmo, presión y fútbol. Se estaban gustando y lo sabían. Era un recital, un chorreo, un tsunami futbolístico en toda regla. El Granada no sabía por dónde le venía la ola que le revolcaba una y otra vez.
Sin embargo, con el 2-0 el Madrid levantó el pie. Se dedicó a jugar de salón y no quiso hacer más sangre en el área nazarí. Así transcurrieron los minutos hasta que el intermedio puso fin al recital del equipo de Zidane, que estaba dando el penúltimo paso, quién sabe si el definitivo, para conquistar la Liga del coronavirus.
Se duerme Casemiro, marca el Granada
Del descanso volvió el Granada desatado. Un error obsceno de Casemiro, que se durmió en el centro del campo y se dejó comer la tostada por Carlos Fernández, provocó que Darwin Machís ganara la espalda a Carvajal, se plantara delante de Courtois y le batiera con un tiro entre las piernas. El Real Madrid dilapidó en cinco minutos la mitad de la renta obtenida en un sobresaliente primer tiempo.
Zidane reaccionó rápido con un doble cambio. Sacó del campo a Isco y Fede Valverde, otra vez ambos de más a menos, y metió a Rodrygo y Marco Asensio para volver a jugar con bandas. Los cambios espabilaron al Real Madrid que al menos volvió a hacerse con la pelota y sacudióse el dominio del Granada, que se había venido arriba.
El partido entró en una fase peligrosa para el Real Madrid. El Granada creía en el empate y hacía méritos para conseguirlo. Los blancos se replegaban para proteger el área de Courtois pero cometían el error de no defenderse con la pelota. Hay veces que la posesión es la mejor manera de no sufrir. Pero no, el Madrid parecía empeñado en darle emoción al final del duelo y, por ende, a la Liga.
Un barullo en el área de Courtois a la salida de un córner provocó que los madridistas contuvieran la respiración. Varane despejó el lío con un fuerte patadón. Era ya el minuto 81 y el Real Madrid acariciaba y sufría la victoria. Courtois y Sergio Ramos se agigantaron para salvar sendos goles cantados del Granada en el 85.
Al final, el tiempo corrió a favor de los de Zidane, que pese a mostrarse como un equipo bipolar en Los Cármenes, obtuvieron el preciado botín de los tres puntos. Lo dicho: próxima estación, Cibeles.